(Hch 5, 17-26 / Sal 33 / Jn 3, 16-31)
Tras escuchar la palabra de este día, se vino a mi mente un refrán popular que la mayoría de nosotros conocemos: «no hay peor ciego que el que no quiere ver» y es que aquel que no reconozca su necesidad de Dios jamás se abrirá a su acción. Dios ha enviado a su Hijo para salvarnos ¿estás dispuesto a alcanzar lo que se te ofrece?
El mismo salmo nos invitaba a hacer hacer la prueba para ver bueno que es el Señor, en Jesucristo nos ha manifestado Dios su inmensa generosidad y su misericordia, depende de nosotros si la recibimos o no. Por ello en el Evangelio al decir que el que no cree ya está condenado.
“La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas…” el Evangelio de San Juan nos invita a reconocer que tenemos todos los medios para alcanzar la salvación, de nosotros dependerá a qué nos acercamos, si a la luz o preferimos las tinieblas.
Los discípulos ya no tuvieron oscuridad que pudiera apagar la luz de Jesucristo, ni las amenazas, ni la cárcel, nada. Está seguridad confundía a cualquiera que se les enfrentaba. Pidamos a nuestro Padre Celestial que fortalezca nuestra fe en nuestro Señor Jesucristo, para no dejar que ninguna “tiniebla” opaque el gozo de saber que en unión contigo saldremos ganando siempre.
(P. JLSS)
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