(1Re 17, 1-6 / Sal 120 / Mt 5, 1-12)
Hoy celebramos a san Bernabé apóstol, quien cumplió en su vida la invitación de Jesús: “Que brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos.” Invitación que no solo se le hacía a ellos, nos la hace a todos los que le seguimos.
En el Evangelio se nos recuerda que somos sal y luz, la sal no da sabor sino que incrementa el que ya tienen los alimentos, la luz lucha contra la oscuridad, su presencia hace que desaparezca. Así tú y yo cumpliendo con lo que el Señor nos pide podemos incrementar el sabor de donde nos desenvolvamos. No se trata de querer hacer mucho sino de dejar al Señor hacer mucho en nosotros.
Bernabé, hombre bueno y lleno del Espíritu Santo, tras su conversión vende su finca, da el dinero a los apóstoles y se entrega a la evangelización, fue compañero de san Pablo en la misión, le presenta a los apóstoles y llegado el momento se separa de Pablo por diferencias, sin embargo esto no los hace que pierdan el tiempo criticándose ni hace que limiten su apostolado.
Pidámosle a nuestro Padre celestial que nos de la capacidad de buscar siempre vivir aquello que él nos ofrece y quitar de nuestras vidas todo y solo lo que pudiera limitar su amor en nuestras vidas, que nuestros criterios no limiten su acción en nosotros. “Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos…” San Bernabé, ruega por nosotros.
(P. JLSS)
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