LUNES – SEMANA XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Tit 1, 1-9 / Sal 23 / Lc 17, 1-6)

A quien se sabe amado se le nota, como al que se sabe a salvo también ¿nuestra esperanza está puesta en Dios? ¿Es a Dios a quien recurrimos en los momentos de dificultad? ¿Cómo es nuestra capacidad de amar? Si esta última se limita por nuestros resentimientos debemos permitir que el amor de Dios siga actuando en nosotros.

Jesús después de recomendar a los discípulos: “Si tu hermano te ofende, trata de corregirlo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si te ofende siete veces al día, y siete veces viene a ti para decirte que se arrepiente, perdónalo”, y escuchar que los discípulos le piden aumente su fe, él pone en entredicho su fe.

Se trata de «iluminar el mundo con la luz del Evangelio reflejada en nuestra vida», no podemos dar lo que no tenemos, vale la pena detenerse en reflexionar sobre el don inmenso del amor de Dios, profundizar en ese misterio y abandonarnos al influjo de la gracia.

Pidamos a Dios que aumente nuestra fe, primero en él y su poder, pero también pidamos que aumente nuestra certeza de que Él también cree en nosotros y nos quiere bien, si sentimos que cosas imposibles es pura falta de confianza. “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese árbol frondoso: ‘Arráncale de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería”.

(P. JLSS)

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