Fiesta de los santos Simón y Judas, Apóstoles
(Ef 2, 19-22 / Sal 18 / Lc 6, 12-19)
Celebramos a dos apóstoles Simon y Judas Tadeo, entre ellos éste último es el más conocido, hasta en el nuevo testamento aparece una carta atribuida a él. Pero de Simón no tenemos tanta información, en el Evangelio escuchamos que era apodado el fanático o Zelote (cf. Mc 3, 18; Lc 6, 15; Hch 1, 13) y también es nombrado cananeo (cf. Mt 10, 4) y no más.
Pero queda demostrado así que la santidad no es algo de popularidad o fama sino de relación con Dios y el cumplimiento de su voluntad, aunque uno sea más famoso que el otro, los dos creemos que están en el cielo, la meta a la que todos aspiramos. Gracias a los apóstoles el mensaje del Señor resuena en toda la tierra.
¿Qué nos hará falta para tener el mismo coraje que ellos? Poner toda nuestra persona a disposición de Dios, nuestras cualidades y limitaciones, confiando en que el puede hacer con ello maravillas, solo hay que dejarle ser y hacer en nosotros sin temor, con toda confianza.
Que el Espíritu Santo nos fortalezca para no andar buscando quedar bien con nadie más que con el Señor, que confiemos más en él que en nuestros prejuicios y etiquetas personales, seguros de que «ya no somos extranjeros ni advenedizos; somos conciudadanos de los santos y pertenecemos a la familia de Dios, porque hemos sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.” Esto no depende de nosotros sino de la misericordia de Dios (cf. Rm 9, 16)
(P. JLSS)
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