(Am 2, 6-10. 13-16 / Sal 49 / Mt 8, 18-22)

Ayer en la Palabra se nos invitaba a reconoces cuáles son aquellas situaciones que no nos permiten seguir al Señor con libertad, este día la palabra nos lleva a cuestionarnos si estamos abiertos a la acción del Señor o ya hemos endurecido nuestro corazón.

Toda la primera lectura, es una llamada de atención acerca de las conductas e infidelidades que el pueblo ha realizado sin tener en cuenta a Dios, ignorando las proezas que Él ha realizado con ellos… dando mayor importancia a cosas que en realidad no la tienen.

En el Evangelio se nos presentan los ejemplos de dos personas que quieren seguir a Jesús y a los cuales el mismo Señor les aclara la dificultad y radicalidad que se exige, no se trata de pura emoción, el seguimiento del Señor debe brotar de la aceptación de su obra salvadora y en correspondencia a la misma.

Por eso hoy, pidámosle al Señor que nos ayude a reconocer su acción, dejar que su amor nos invada completamente y nos de la libertad sobre todo aquello que nos esté limitando (esclavizando). “Quien las gracias me da, ése me honra, y yo salvaré al que cumple mi voluntad. Entiendan bien esto los que olvidan a Dios, no sea que los destroce sin remedio.”

(P. JLSS)