(Sant 1, 1-11 / Sal 118 / Mc 8, 11-13)
Ante la cerrazón e incredulidad de los fariseos, nos cuenta el Evangelio que “Jesús suspiró profundamente y dijo: «¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal.»” No buscaban encontrarse al mesías, seguramente buscaban pretextos para continuar en sus mismos comportamientos.
¿Cómo anda tu fe en Jesucristo? ¿Sigue fuerte aún en los momentos de dificultad? Santiago nos quiere enseñar esto cuando recomienda: “cuando se vean asediados por toda clase de pruebas y tentaciones, ténganse por dichosos, sabiendo que las pruebas a que se ve sometida su fe les darán fortaleza, y esta fortaleza los llevará a la perfección en las buenas obras y a una vida íntegra e irreprochable.”
Muchas veces como enseña también Santiago lo que nos falta es sabiduría para poder enfrentarnos a aquello que nos cuesta trabajo comprender, se trata de ser constantes en el perseverar, por ello las dificultades pueden convertirse en una oportunidad para comprender la magnitud de nuestra fe.
Que el recuerdo de todo lo que el Señor ha hecho en nuestras vidas nos ayude a no desanimarnos tan fácilmente dejemos que el Espíritu Santo nos impulse siempre, solo bajo su inspiración podremos experimentar como ciertas las palabras del Salmo, “Sufrir fue provechoso para mí, pues aprendí, Señor, tus mandamientos. Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata.”
(P. JLSS)
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