(1Sm 5, 1-7. 10 / Sal 88 / Mc 3, 22-30)
Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno” ¿qué te dicen estas palabras? ¿Confías en que Dios te quiere cerca de Él? Muchas razones pudieran justificar nuestra falta de perseverancia, lo único que no se puede decir es que Dios no pueda o quiera nuestro bien.
En Jesucristo ha quedado de manifiesto que Dios quiere que todos nosotros nos salvemos y lleguemos al conocimiento de la verdad (cf. 1Tim 2, 4), esa verdad que implica que su amor por nosotros es mar fuerte que nuestro pecado y su misericordia eterna. Dejémosle que se acerque a nuestras vidas.
La frase de Jesús acerca de la blasfemia contra el Espíritu Santo va dirigida a aquellos que por no querer cambiar preferían decir que su actuar era por la fuerza del demonio, preferían denostar a Jesús que ser responsables y aceptar aquello que Dios les pedía. David, fue rey de Israel por confiar en la elección de Dios.
En Jesucristo también nosotros hemos sido elegidos por Dios para la vida eterna, dependerá de nuestra docilidad a la gracia y al poder del Espíritu Santo los frutos que éste genere en nosotros, el Señor te quiere junto a él no permitas que tus escrúpulos o prejuicios te alejen de él. Acepta el amor que se te ofrece…
(P. JLSS)
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