Fiesta de la Conversión de San Pablo, Apóstol
(Hch 22, 3-16 / Sal 116 / Mc 16, 15-18)

La fiesta de un conmemoramos hoy nos debe lleva a alabar a Dios “porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre”, la conversión de san Pablo nos recuerda la acción de la gracia en san Pablo, la protección de Dios y que la oportunidad para cambiar la tenemos todos.

San Pablo iba de camino a Damasco para apresar a los creyentes en Jesús, era fiel a lo que había tenido como verdad toda su vida, pero cuando se encuentra con Jesucristo, reconoce que se encuentra con la Verdad y no se aferra a lo viejo, por ello nace un hombre nuevo… ¿existe algo a lo que te estés aferrando y rehuses cambiarlo?

San Pablo no pone ningún pretexto a la acción de Dios, ni de edad, ni de costumbres, ni por comodidad, no se aferra a nada. Cuando platica su testimonio no esconde nada, reconoce que cuando uno se deja transformar por el amor y la gracia, hasta lo más vergonzoso del pasado puede servir para dar testimonio de la infinita misericordia de Dios ¿utilizas tu pasado como impulso o como pretexto para no avanzar?

San Pablo cumplió con lo que Dios le pedía y hoy alegres celebramos su conversión, pero a cada uno de nosotros, en lo que nos toca, el Señor nos pide dar fruto y que nuestro fruto permanezca; Padre de bondad, te pedimos que nos des la valentía para soltar todo aquello a lo que estemos aferrados para servirte en libertad, no queremos ser veletas de nada ni nadie, danos la fuerza para servirte siendo fieles a la Verdad.

(P. JLSS)