(1Jn 2, 22-28 / Sal 97 / Jn 1, 19-28)

En Jesucristo Dios se ha desbordado de amor por nosotros. La frase del salmo que escuchamos: “El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.” Se queda corta frente a este misterio de amor.

Hoy las lecturas nos invitan a reflexionar acerca de quién es Jesús para cada uno de nosotros, porque va a depender de ello si le recibimos y si le dejamos permanecer en nosotros. Juan el Bautista tenía bien claro que él no era el Mesías, por ello no se permitió hincharse por vanagloria, cuando le preguntaron “»¿Quién eres tú?». Él reconoció y no negó quién era. Él afirmó: «Yo no soy el Mesías»”.

Hagamos un momento de silencio y cuestionémonos sinceramente lo que significa Cristo en nuestras vidas, porque “en distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, que son los últimos, nos ha hablado por medio de su Hijo.” Si decimos creer en Él busquémosle más, disfrutémosle más, no vivamos como desamparados.

Padre, te pedimos que nos ilumines con el Espíritu Santo para no permitir que nada ni nadie nos aleje de tu Hijo, quita el temor de nuestro interior para no andar por la vida reaccionando y concédenos experimentar la libertad de tu amor y de tu gracia una vez más.

(P. JLSS)