Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
(Nm 6, 22-27 / Sal 66 / Gal 4, 4-7 / Lc 2, 16-21)

Tras la celebración de la Navidad e ir reflexionando un poquito más acerca de este gran misterio de nuestra Salvación, la Iglesia nos invita a terminar esta serie de reflexiones meditando en la Maternidad de María, ella es madre del nuevo Adán, «el primero venido de la tierra es terreno, el segundo, que es el Señor viene del cielo» (1Cor 15, 47). Desde la encarnación todo lo humano nos habla de Dios.

«Llamada en los Evangelios «la Madre de Jesús»(Jn 2, 1; 19, 25; cf. Mt 13, 55, etc.), María es aclamada bajo el impulso del Espíritu como «la madre de mi Señor» desde antes del nacimiento de su hijo (cf Lc 1, 43). En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios [Theotokos] (cf. Concilio de Éfeso, año 649: DS, 251)» (CCE 495).

Dejémonos impresionar de nuevo por la generosidad de Dios porque “en distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo.” Iniciemos este año agradeciendo a Dios por su infinito amor, porque en Cristo nos ha devuelto todo lo que habíamos perdido por el pecado (Cf. Rm 5, 19-21).

En ti y en mí Dios quiere obrar, darnos todo aquello que necesitamos para ser realmente libres, dejémoslo. Pidámosle al Señor su bendición, hago mías las palabras de la bendición de Moisés a Aarón y pido para ti y los tuyos que: “El Señor te bendiga y te proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz.” ¡Bendecido año nuevo!

(P. JLSS)