(Jb 19, 21-27 / Sal 26 / Lc 10, 1-12)

“La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía…” esta frase del Salmo deberíamos tenerla siempre presente, especialmente en los momentos más difíciles, Dios nunca nos dejará desamparados. En estos momentos de tu vida ¿qué te dice esta frase?

Job, después de esta experiencia de duelo es capaz de reconocer que la responsabilidad de muchos de sus sufrimientos es de otros no de Dios “Yo sé bien que mi defensor está vivo y que al final se levantará a favor del humillado; de nuevo me revestiré de mi piel y con mi carne veré a mi Dios; yo mismo lo veré y no otro, mis propios ojos lo contemplarán. Esta es la firme esperanza que tengo.”

Nosotros hemos de escuchar la voz del Señor y confiar en su presencia, si nos ha confiado una misión, es porque somos capaces de llevarlas a cabo, ya sea por cualidades ya existentes o aquellas que a través del esfuerzo podemos desarrollar si le somos dóciles.

Pidamos a nuestro Padre Celestial que fortalezca nuestra esperanza de tal manera que a lo único que temamos sea a fallar o no corresponder a su amor. No nos preocupemos tanto por hacer, dejémosle a Él que haga mucho en nosotros para no andar responsabilizándole de lo que no le corresponde y reconocer todas la implicaciones de lo que ya ha hecho por nosotros.

(P. JLSS)