(1Cor 8, 1-13 / Sal 138 / Lc 6, 27-38)

En las bienaventuranzas el Señor nos invitaba a preferir siempre lo eterno, la meta de nuestra esperanza, evitando dejarnos impresionar por la comodidad pasajera, hoy el Señor nos recuerda una vez más que no hay que limitarnos sólo a no hacer el mal, sino que debemos procurar hacer el bien.

Quien conoce a Jesús sabe la lógica del amor, éste transforma toda la realidad y al corazón más duro puede transformar, quien ha vivido esto comprende con mayor facilidad las palabras de Jesús: “Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario?”

San Pablo en la misma línea aconseja a los corintios a procurar hacer el bien y evitar a toda costa crear confusión en los nuevos creyentes con el tema de los idolotitos, evitar todo aquello que pudiera confundir a los hermanos en la fe. El amor tambien es ceder.

Pidamos a nuestro Padre celestial que renueve nuestro corazón para procurar vivir conforme a su amor, con criterios como los que él ha tenido con nosotros, confiando en que el amor produce más cambios que la violencia. La guerra nunca ha traído paz, seamos constructores de paz nunca de confusión.

(P. JLSS)