(1Sm 18, 6-9; 19, 1-7 / Sal 55 / Mc 3, 7-12)
“Yo sé bien que el Señor está conmigo; por eso en Dios, cuya promesa alabo, sin temor me confío. ¿Qué hombre ha de poder causarme daño?” Quienes creemos en Jesús sabemos que Dios está de nuestro lado porque Él es la prueba de eso. Por ello, debería estar de más decir que esta frase del salmo se queda corta.
¿Cómo está nuestra confianza en el Señor? ¿Acudimos a él solo cuando necesitamos algo o siempre tenemos presente su compañía? “Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.” Por ello nosotros debemos buscar tener vida y tenerla en abundancia (cf. Jn 10, 10).
Hay que estar atentos más a Dios que a las amenazas, quien se deja intimidar se distraerá tanto que solo será capaz de ver las negativas y no podrá reconocer todos los medios por los cuales Él nos ayudará. Jonatán en esta ocasión intercede por su amigo y consigue salvar su vida. ¿Eres capaz de reconocer aún cómo llega la ayuda de Dios a en tu vida?
Pidámosle a Dios buscarle siempre como nuestro Padre amoroso, como la manifestación más grande de amor y ser dóciles a la acción de su Espíritu, para no buscarle solamente en la necesidad, sino que se convierta en el cimiento donde está fundamentada nuestra vida.
(P. JLSS)
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