(Dt 30, 15-20 / Sal 1 / Lc 9, 22-25)
Al comenzar la cuaresma y escuchar las palabras del salmo: “Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos”, nos debería llevar a cuestionarnos por qué criterios guiamos nuestras vidas.
Quienes creemos en Jesucristo sabemos que aún cuando no comprendamos muchas cosas la voluntad de Dios es santa y para siempre estable (cf. Sal 18) y por eso deben alentarnos las palabras del Señor, “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga…”
La cruz no es signo de derrota es oportunidad de redención, por ello debemos tener claridad y en los momentos difíciles saber recurrir a Dios antes de cualquier parte, para ello necesitamos cambiar nuestra manera de pensar y proceder (convertirnos) ¿qué es aquello que más nos estorba para vivir nuestra fe con libertad?
Pidámosle a Dios Padre que, por medio del Espíritu Santo, transforme nuestras mentes y corazón para no olvidar jamás que debemos optar por él siempre. “Elige la vida y vivirás, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él.”
(P. JLSS)
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