DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Dt 4, 1-2. 6-8 / Sal 14 / Stgo 1, 17-18. 22-22. 27 / Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23)

La semana pasada afirmamos que nuestra primer opción en los momentos de dificultad sería el Señor porque él ya nos ha dejado en claro que su amor y debemos procurar ser recíprocos, porque «nosotros creemos y sabemos que Él es el hijo de Dios» esta semana se nos invita a reflexionar qué tan convencidos estamos de esto.

No se trata de querer dar una respuesta teórica, eso todos lo podemos hacer, sino de reflexionar si nuestro seguimiento de Dios parte de la aceptación de su acción en nuestras vidas o solo por un deber impuesto. El reclamo que Jesús hace en el Evangelio es fuerte: “¡Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.”

Tanto la primera lectura como la segunda nos hablan de la necesidad de reconocer primero la acción de Dios y vivir conforme a ella, en el Deuteronomio se dice que los cumplan teniendo en cuenta la cercanía que Dios ha tenido para con ellos. Santiago por su parte habla de aceptación con docilidad a la palabra que es capaz de salvarnos y ponerla en práctica, no limitándonos a escucharla.

Es muy fácil querer vivir una fe externa, tanto en juicio propio como ajeno, entreteniéndonos en lo que uno mismo, o el otro, cumple o no de la ley. Quien se preocupa solo por eso se queda corto. Hay que pedirle a Dios que renueve nuestros corazones para que dócilmente vayan transformándose, que nuestra preocupación primera sea dejar entrar a Dios en nuestro corazón y hasta mucho después surja el deseo de las prácticas externas… Sagrado corazón de Jesús, danos un corazón semejante al tuyo.

(P. JLSS)

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