(Tit 2, 1-8. 11 / Sal 36 / Lc 17, 7-10)

¿Cómo se puede reconocer a una persona que aparenta bondad de una que es realmente buena? Revisemos si lleva cuenta del bien hecho. Las personas que sólo quieren aparentar bondad en los momentos de dificultad referirán todo el “bien” supuestamente hecho, los buenos por lo general no.

Estos últimos no lo harán porque están compartiendo quienes son, no algo forzado. Es en estos cuando se pueden ver de manifiesto las palabras de Jesús “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada…”, hacen presente al Bien en el mundo porque lo tienen en ellos.

Si escuchamos los consejos que san Pablo da en este fragmento de su carta a Tito, vemos que prácticamente recomienda a los ancianos que hagan lo que les toca y corresponde y así repercutirán en los demás miembros de la comunidad. “Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’”.

Pidamos a Dios que nos conceda la gracia de esforzarnos en vivir en su amor y que se nos note lo amados que somos. Que el Espíritu Santo fortalezca nuestra esperanza en Jesucristo, “Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien…” que el hacer el bien sea en nosotros fruto del bien que recibimos y nunca se fundamente en una búsqueda de apariencias.

(P. JLSS)