VIERNES – SEMANA XXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(1Cor 4, 1-5 / Sal 36 / Lc 5, 33-39)

El Papa Francisco en varias ocasiones nos ha hablado sobre dos grandes enemigos de la santidad: «Una es la fascinación del gnosticismo, una fe encerrada en el subjetivismo, donde sólo interesa una determinada experiencia o una serie de razonamientos y conocimientos… La otra es el neopelagianismo autorreferencial y prometeico de quienes en el fondo sólo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a los demás por cumplir determinadas normas…» ¿caeremos en algo de esto?

Los personajes del Evangelio critican a quienes siguen a Jesús por no cumplir ciertas normas de comportamiento, mientras van conociendo al Señor, como desgraciadamente sigue sucediendo hoy, que se quiere exigir igual a quien va comenzando a vivir su fe que al que ya lleva mucho. Las prácticas religiosas deben surgir de la correspondencia al amor, no de la mera costumbre.

Las palabras de Jesús: “¿Acaso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán.” Deben llevarnos a reflexionar qué tanto procuramos gozar más de la presencia del Señor y qué tanto la estamos reduciendo nuestra fe solo a una serie de prácticas externas.

Pablo se preocupaba por hacer el bien, por corresponder al amor antes que por quedar bien con los demás, con el qué dirán, porque se dejaba iluminar por el Señor que es la luz de la vida. Pidamos a Dios que sea su luz, su influjo, su fuerza la que nos transforme, conscientes de que “Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres.”

(P. JLSS)

0 Comments

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *