(1Cor 1, 1-9 / Sal 144 / Mc 6, 17-29)
El martirio es el mayor testimonio de confianza en Dios que podemos ver, ante la historia de cualquier mártir sorprende más la firmeza de su fe ante la amenaza que la manera en que les quitan la vida. Porque la gracia de Dios es capaz de transformar la debilidad humana en fortaleza.
¿Existe algo en tu vida que te esté haciendo experimentarte débil? ¿Estás recurriendo a Dios o simplemente a distractores? Todos los mártires se aferran a Dios en el peligro, entre más nos aferremos a Jesucristo, mayor será nuestra libertad y nuestros miedos serán cada vez menores.
Al escuchar la narración del martirio de San Juan Bautista, nos debe sorprender como el mal es incomprensible, lo matan porque a un rey le gustó mucho un baile, una vez más se comprueba cómo para los que confiamos en Dios lo importante no es el cómo sino a dónde. Juan confiaba en cual era su meta.
Pidámosle al Espíritu Santo que madure nuestra esperanza y acreciente nuestra fe, para vivir aferrados únicamente a Jesucristo con la certeza de que unidos a Él nada nos falta. Confiemos “Él los hará permanecer irreprochables hasta el fin, hasta el día de su advenimiento. Dios es quien los ha llamado a la unión con su Hijo Jesucristo, y Dios es fiel.” No nos dejemos atemorizar por nada ni nadie. San Juan Bautista, ruega por nosotros.
(P. JLSS)
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