(1Tes 1, 1-5. 11-12 / Sal 95 / Mt 23, 13-22)
Hemos comenzado esta semana con la pregunta del Señor si nosotros también queríamos dejarle y siguiendo las respuesta del apóstol san Pedro le respondíamos ¿A quién iremos? Si solo tú tienes palabras de vida eterna… por ello hoy comenzaremos la semana revisando nuestra vida y ver aquellas situaciones como lugares donde purificar nuestra fe.
¿Cuál es nuestra actitud frente a las dificultades? ¿Acudimos al Señor o nos distraemos con facilidad? Vienen muy bien ahora las palabras del Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.” Es en los momentos difíciles cuando debemos procurar al Señor, antes que conformarnos solo con nuestros criterios.
Tenemos dos actitudes que podemos contemplar en la Palabra de este día acerca de la fe: la primera es la que el Señor reclama a los escribas y fariseos que habiéndose cerrado a él, enseñan a otros también a rechazarle, “Ni entran ustedes ni dejan pasar a los que quieren entrar…”; la otra actitud es la de la comunidad cristiana de Tesalónica que san Pablo dice estar orgulloso “de la constancia y de la fe que ustedes tienen en todas las persecuciones y tribulaciones que están sufriendo.”
Ser cristiano no es sinónimo de ausencia de dificultades, ser cristiano garantiza que las dificultades no son nada en comparación con nuestra esperanza. Pidamos a nuestro Padre Celestial que fortalezca nuestra esperanza para no dejar que el temor sea mayor que nuestra fe. Seamos más dóciles a la novedad del amor de Dios que a viejos criterios aprendidos.
(P. JLSS)
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