(2Cor 9, 6-10 / Sal 111 / Jn 12, 24-26)
Ayer escuchamos de parte de Jesús el recordatorio de que seguirle no es sinónimo de ausencia de dificultades, que quien quiera seguirle debe cargar su cruz y hacerlo. Hoy la liturgia nos recuerda a San Lorenzo, un mártir, un hermano que demostró lo que es la verdadera libertad.
En este diácono quedan demostradas las palabras de Jesús, “Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto.” Si Lorenzo hubiera traicionado a Dios para salvar su vida, hubiera sido uno más, pero no, él permaneció fiel y pudo confrontar a quien le amenazaba con la verdad del Evangelio.
Quizá tú y yo podríamos sentirnos tranquilos porque nuestras vidas no se ven frente a una amenaza física tan fuerte, sin embargo, nuestra fe si lo está, valdría la pena que nos preguntáramos sobre aquello en donde pudiéramos dar mayor testimonio de nuestra fe. Dios nos ama y desea que vivamos siendo conscientes de su amor ¿que está estorbando para que nos sintamos así?
Pidámosle a Dios que fortalezca nuestra esperanza para que nuestro deseo de contemplarle sea mayor que nuestros miedos, que cuando queramos rendirnos se vengan a nuestras mentes las palabras de San Pablo: “Recuerden que el que poco siembra, cosecha poco, y el que mucho siembra, cosecha mucho…” San Lorenzo, ruega por nosotros.
(P. JLSS)
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