(1Re 17, 1-6 / Sal 120 / Mt 5, 1-12)
Poner la atención solo en Dios e interpretar la realidad como alguien que confía en Él, eso escuchábamos que San Pablo les decía a los corintios y a nosotros, hay que confiar más en Dios abandonados a su misericordia. Abandonados en ese misterio de que supera nuestra lógica y criterios.
Las palabras del salmo deben venirse a nuestras mentes en todo momento de dificultad: “La mirada dirijo hacia la altura de donde ha de venirme todo auxilio. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra…” no hay que estar viendo hacia otro rumbo sino al Señor y confiar en él, si nos pide algo, pondrá también los medios.
El profeta Elías cumple con lo que Dios le pedía y fue recompensado, al igual que tú y yo si hacemos lo que él nos pide con perseverancia. Jesús en el Evangelio nos pide hacer prácticamente lo mismo, preocuparnos por hacer el bien pensando en el premio celestial no en las consecuencias que en el mundo se pudieran dar.
¿Con cuál de las bienaventuranzas te identificas más en estos momentos? ¿Por qué? Pidamos a Dios que fortalezca nuestra esperanza para lograr poner nuestra mirada en el cielo antes que en cualquier otro escondite o refugio barato, si contamos con Dios no tenemos porque temer amenazas temporales, lo que se nos ofrece es eterno.
(P. JLSS)
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