(2Pe 1, 1-7 / Sal 90 / Mc 12, 1-12)
“La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?…” ¿qué te dicen estas palabras? ¿Es Jesucristo tu «piedra angular», en él te sostienes? Estos personajes quizá se acercaron a Jesús Buscando conocerle emocionados, pero cuando algo no les gustó le rechazaron.
Quizá podrías decir que tú no le rechazas directamente, pero quizá en ocasiones haz evitado conocerle o acercarte más por miedo a que te exija más. Sabemos que “su acción divina nos ha otorgado todo lo necesario para llevar una vida de santidad, mediante el conocimiento profundo del que nos ha llamado con su propia gloria y poder.”
Para que el cambio que el Señor desea en nuestras vidas sucedan, hay que dejar que se involucre más y su misma cercanía hará que todo aceptemos todo aquello qje estorba en nuestra relación de amor. No basta solo decir que creemos sino debemos creer en verdad.
No queramos correr, en la vida espiritual la conversión se va dando a nuestra velocidad propia, no hay porque compararnos. Pidamos al Espíritu Santo que nos de la capacidad de abandonarnos cada vez más al influjo de la gracia y hagamos caso a las palabras de san Pedro: “esfuércense en añadir a su buena fe, conducta; a la buena conducta, la inteligencia; a la inteligencia, el dominio propio; al dominio propio, la perseverancia; a la perseverancia, la piedad; a la piedad, el amor fraterno, y al amor fraterno, la caridad.”
(P. JLSS)
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