(Sant 1, 12-18 / Sal 93 / Mc 8, 14-21)
“Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes…” Jesús en este pasaje para hablar de la actitud que tenían estos personaje frente a él, hace alusión a lo que la levadura hace con la masa, la corrompe (cf. 1Cor 5, 6).
Quien se cierra a la acción de Dios buscará hacer lo mismo que ellos, buscará corromper el mensaje de Jesús o su persona para que no le interpele ni le llame la atención, no se dejará cambiar por su palabra sino que procurará hacer algo a su medida. ¿En algún aspecto de tu vida has distorsionado así el mensaje de Jesús?
Vienen muy bien las palabras del apóstol Santiago para nuestra reflexión: “Que nadie diga, cuando sufre una tentación, que es Dios el que lo tienta, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni pone Él mismo a nadie en tentación. Más bien, cuando alguno es tentado, es su propia concupiscencia la que lo arrastra y lo seduce.” Ceder a la tentación será fruto de la concupiscencia, vencerla será por la gracia.
Padre ayúdanos a buscar en todo darte la mayor gloria a ti, que no nos muevan criterios simples, que busquemos ser recíprocos con el amor que nos has dado y manifestado en Jesucristo de tal manera que procuremos siempre movernos por la gracia y mostrar un carácter digno de ser tus hijos.
(P. JLSS)
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