(1Sm 15, 16-23 / Sal 49 / Mc 2, 18-22)
Ayer comenzamos la semana con la interpelación del Señor acerca de lo que buscamos a seguirlo y sobre aquello que sabemos que debemos dejar para seguirle con libertad, todos lo tenemos claro y no necesitamos pensar tanto para reconocerlo, debemos entretenernos en lo que debemos hacer para dejarlo.
Cuando Jesús dice: “Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura.” Se refiere a que quien se decide por Jesús no puede seguir como cuando no le conocía. Porque “la palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón.”
Como en todas las cuestiones de amor, no se trata de cumplir con deberes sino de corresponder. El rey Saúl buscó cumplir solamente a Dios por eso se le llama la atención “¿Crees tú que al Señor le agradan más los holocaustos y los sacrificios que la obediencia a sus palabras? La obediencia vale más que el sacrificio, y la docilidad, más que la grasa de los carneros.”
Pidámosle a Dios que nos ayude a corresponder a su amor y que nos libre de todo afán desordenado por cumplirle solamente y que nos enamoremos tanto de él que cambiemos y nos comportemos como se merece quien nos ha amado tanto. Que el amor recibido se note en nuestra manera de vivir.
(P. JLSS)
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