(Rom 16, 3-9. 16. 22-27 / Sal 44 / Lc 16, 9-15)
Continuando con la temática de «administrar» bien todo aquello que sea para nuestro bien espiritual y para el reino de los cielos, hoy el Señor nos recuerda que “el que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes.”
Si queremos ser unos excelentes cristianos debemos comenzar por trabajar aquellas pequeñas situaciones que hoy por hoy nos alejen del Señor, no acostumbrarnos a nada por más pequeño que pudiera parecernos. ¿Existe algo que en algún tiempo remordía tu conciencia pero ya te acostumbraste a vivirlo?
No se trata de forzar el texto evangélico, en este pasaje el Señor está hablando concretamente de la importancia exagerada que se le llega a dar a los bienes materiales y, desgraciadamente, lo poco que se le da a lo espiritual. “No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero.”
Pidamos a nuestro Padre celestial que nos haga conscientes de la grandeza que implica contar con su amor y con su gracia, que podamos aprender de nuestro Señor Jesucristo, que “siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza.” Qué nuestro mayor miedo sea perderle a él.
(P. JLSS)
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