(Jr 7, 23-38 / Sal 94 / Lc 11, 14-23)

Quien no acepta su necesidad de Dios pondrá cualquier pretexto para no dejarse transformar por su poder, como los personajes del Evangelio que prefirieron inventar que Jesús expulsaba demonios con el poder de Belzebú, antes que aceptar su poder. Cuando la Palabra de Dios te confronta ¿pones algún pretexto para no cambiar algo?

La expulsión de los demonios por Cristo, prueba su mesianismo, por eso dice: “el que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama…”, debemos aceptar que tiene poder para liberarnos y recoger con su enseñanza, si no lo hacemos vamos a desparramarnos fuera del reino de Dios.

Escuchemos el recordatorio que Dios nos hace a través del profeta Jeremías: “Escuchen mi voz, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; caminen siempre por el camino que yo les mostraré, para que les vaya bien” ¿nos dirigimos por donde el Señor nos invita o por donde queremos solamente?

Espíritu Santo desciende sobre nosotros y graba en nuestras mentes las palabras del salmo: “Hagámosle caso al Señor, que nos dice: «No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras»” para ser capaces de recordad todas las bendiciones que se nos han dado en los momentos de dificultad y así no andar queriéndonos rendir tan fácilmente.

(P. JLSS)