(Is 58, 9-14 / Sal 85 / Lc 5, 27-32)
La narración de la vocación de Leví (Mateo) nos puede ayudar a comprender un poco más cómo es la misericordia de Dios y cuál debe ser nuestra actitud con respecto a ella, Mateo se descubre mirado por Jesús en sus actividades cotidianas, escucha la voz del Señor, deja todo, se pone de pie y le sigue.
Aceptar que nos mira y que siempre nos está llamando debe llevarnos a reflexionar en aquello que nos impide responderle, aquello por lo cual nos cuesta ponernos de pie y seguirle ¿qué es aquello que más te resta libertad? ¿Por qué te da miedo dejarlo? Si tienes dificultades y te sientes perdido, ten la seguridad de que Dios te está buscando (Jn 15, 1-7).
El profeta Isaías es muy claro y nos llama a no actuar culpabilizando a nadie, habla de ser responsables y actuar conforme nuestra fe, nos exhorta a renunciar a oprimir, desterrar de nosotros el gesto amenazador y la palabra ofensiva… compartir el pan con el hambriento y saciar la necesidad del humillado…
Reconozcamos una realidad, Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, respondamos al llamado que nos hace confiados en su misericordia.“Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta.”
(P. JLSS)
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