(1Jn 3, 11-21 / Sal 99 / Jn 1, 43-51)
Para el apóstol San Juan el tema más importante a tener en cuenta para lograr ser buenos es el amor recibido. De muchas maneras va a invitar a reconocer ese maravilloso don de Dios para lograr nosotros obedecer «el mensaje que hemos oído desde el principio: que nos debemos amar los unos a los otros.”
Hoy nos dice: “Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros.” ¿Que implicaciones tienen para ti estas palabras? San Pablo, tiene tan claro esto que llega a decir a los romanos que «difícilmente alguien daría su vida por un justo, la prueba del amor de Dios es que Cristo ha dado su vida por nosotros aún cuando éramos pecadores» (cf. Rm 5, 7-8).
En las elecciones de los apóstoles podemos contemplar cómo cuando Dios pide algo, no lo hace al azar, sino confiando en aquello que sabe que podemos. Si nos confía algo es porque nos sabe capaces, no olvidemos esto; su acción siempre es nueva, a Natanael le dice: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver…” ¿tú quieres ver mayores cosas o ya con lo que le conoces te sientes satisfecho?
Abandonémonos al amor del Padre para poder amar con libertad y confianza. “no amemos solamente de palabra, amemos de verdad y con las obras… Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total.” Entretengamonos en ser amados por Dios no tanto por demostrarlo, a quien se sabe amado se le nota, aún cuando no quiera.
(P. JLSS)
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