(2Tes 1, 1-5. 11-12 / Sal 95 / Mt 23, 13-22)
Así como la semana pasada fue una constante invitación a aceptar el amor que Dios nos ofrece sin ponerle ninguna traba ni pretexto para aceptarle; esta semana la palabra de Dios buscará ayudarnos a perseverar en el camino del Señor en medio de nuestra realidad concreta.
San Pablo reconoce el esfuerzo de la Comunidad de Tesalónica y cómo se han ido convirtiendo en ejemplo para las demás comunidades: “debemos dar gracias a Dios en todo momento, como es justo, por lo mucho que van prosperando ustedes en la fe y porque el amor que cada uno tiene a los otros es cada vez mayor”. De allí que podríamos preguntarnos cuestionarnos si nuestra fe y al amor al prójimo van en aumento.
Entre más nos reconozcamos amados por Dios y nos abramos a su misericordia, más se manifestará en nosotros el amor al prójimo, seremos más pacientes y capaces de reconocer al otro como alguien que también es amado por Dios y por eso merece nuestro amor y respeto.
No nos dejemos distraer, analicemos cómo se encuentra nuestra fe y pongamos atención en aquello a lo que cuando no comprendemos la realidad ¿es a Dios? Tengamos presentes sus palabras: “Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.” Sigámosle confiados en que nos conoce…
(P. JLSS)
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