(Jue 2, 11-19 / Sal 105 / Mt 19, 16-22)
Tras la muerte de Josué y hasta el nacimiento de Samuel, mientras comienza en Israel el proceso de sedentarización, surgen en medio del pueblo los llamados Jueces, son jefes militares que movidos por un espíritu religioso y un carisma especial son capaces de reagrupar a los miembros de sus tribus y de hacer frente a alguna situación peligrosa que enfrentan.
Algo es cierto, todos los Jueces actúan movidos por un profundo sentido de fidelidad a su Dios y de recurso a su protección. Escuchamos en la primera lectura que “Cuando el Señor les instituyó jueces, él estaba con el juez y los salvaba de sus enemigos…, Pero, cuando moría el juez, volvían a caer y se portaban todavía peor que sus padres”. ¿Estás atento(a) a los medios por los cuales Dios busca ayudarte?
Cuando el joven del Evangelio se acerca a Jesús para preguntarle qué necesitaba para alcanzar la vida eterna, pero al escuchar la respuesta del Señor se va entristecido «porque era muy rico», estaba dispuesto a “cumplirle al Señor” no a dar más, al igual que el pueblo de Israel buscaba sólo cumplirle a Dios, por ello fácilmente le soltaba.
Padre, confiamos en que has puesto los medios y las personas a nuestro al rededor para que nos ayuden en nuestra santidad (directa o indirectamente) te pedimos que nos des la capacidad para estar atentos y ser dóciles al Espíritu Santo, para estar más apegados a ti que a nuestras comodidades.
(P. JLSS)
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