(Dt 30, 15-20 / Sal 1 / Lc 9, 22-25)

Cuaresma es el tiempo en el que uno puede ejercitarse en la escucha, por ejemplo, hoy hemos escuchado en el Evangelio: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga…” es decir, no es válido para un discípulo del Señor el entretenerse con los problemas sino que debe tenerle presente siempre a Él.

¿Qué significa para ti seguir a Jesús? ¿Tienes presente las dificultades y sufrimientos que él padeció? Quien se olvida de que el Señor también sufrió puede caer en el error de desanimarse cuando se le presentan las dificultades; y olvidar que quien confía en el Señor “es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.”

De lo que se trata es de ser consciente de con quién contamos y el poder que tiene nuestro Dios, de asumir cuál es nuestro rol como sus hijos y aquello que debemos permitir o evitar de acuerdo a lo valiosos y amados que somos.

Debemos tener presente siempre que “¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?” Y esforzarnos por purificarnos de todo aquello que limite la libertad que se nos ha dado como hijos de Dios, para eso es la cuaresma para purificarnos de todas las falsas ideas y vivir nuestra fe, siendo cada vez más libres.

(P. JLSS)