(Hb 5, 1-10 / Sal 109 / Mc 2, 18-22)
“La palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón”, siempre y cuando se lo permitamos ¿qué tanto permites que su mensaje produzca frutos en ti? Oír, es percibir con los oídos cualquier sonido; escuchar, es prestar atención a lo que se oye.
En el Evangelio, el Señor nos invita a estar abiertos a la novedad del Espíritu Santo, a no aferrarnos a nada ni nadie, a vivir la libertad de hijos de Dios ¿existe algo en tu vida que no estés dispuesto(a) a soltar? ¿A qué se debe el miedo? “Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos.”
Ciertamente existen situaciones difíciles, tristes e incomprensibles en la vida, sin embargo, a ninguna de ellas les debemos permitir que nos haga dudar u olvidar que contamos nuestro Señor Jesucristo, con el amor y la gracia de Dios, recordemos que el Señor “A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.”p
Padre celestial, te agradecemos todas los bendiciones que nos has dado a lo largo de nuestras vidas, te pedimos que renueves nuestros corazones y fortalezcas nuestra confianza en ti, haz de nosotros «odres nuevos» donde lo único que se deje “alejar” sean tus prodigios, tu amor y tu presencia.
(P. JLSS)
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