San Valentín, el que fuera Obispo y Mártir, cuya festividad con el transcurso de los siglos, se ha ido convirtiendo en el día de los enamorados y se celebra en todo el mundo.
San Valentín, Obispo y Mártir, nació en Terni, Italia, en el año 175. Gran parte de su vida la dedicó a una comunidad cristiana que se había conformado en la ciudad, a unos 100 kilómetros de Roma, donde la persecución a los cristianos era situación de cada día.
Es considerado el protector de los enamorados porque ponía en riesgo su vida para unir a las parejas en matrimonio.
Cuenta una tradición que el santo fue el primer religioso que celebró la unión entre un legionario pagano y una joven cristiana; un hecho que se recuerda cada año, en el día de su fiesta, con la celebración de la promesa en la Basílica de San Valentín en Terni, lugar donde se veneran los restos mortales del santo.
La iglesia católica recoge la tradición de San Valentín
Posterior a la leyenda de Valentín de Roma, la Iglesia católica ya como religión oficial de Roma y con el papa Gelasio I como líder, buscaba la eliminación de las celebraciones paganas en alusión a la fertilidad que se sucedían en el mes de febrero, con lo cual escogió las nobles andanzas de Valentín para representar al amor entre humanos, con fecha el 14 de febrero del nuevo calendario gregoriano.
La festividad católica poco a poco fue asimilándose la festividad pagana de la fertilidad y esta última quedo reducida, poco a poco, hasta su desaparición.
El registro oficial indica que el primer día de San Valentín fue celebrado el 14 de febrero de 494, casi por mil quinientos años en adelante, hasta que el papa Pablo IV dejó de celebrarlo y finalmente en 1969 durante el Concilio Vaticano II se eliminó este homenaje del calendario litúrgico.
Con el correr del tiempo y desde el punto de vista popular, la fiesta de San Valentín es interpretada como una oportunidad de celebrar el amor y el cariño, independientemente de la religión que se profese, o aún si no se tienen creencias religiosas.
Sin importar igualmente la orientación sexual de sus participantes, las celebraciones fueron variando por siglos, siendo la edad media el período donde quedaría impregnado San Valentín con la simbología del amor romántico, en donde se expresaba el sentimiento de afecto con declaraciones poéticas en referencia al corazón y al dios romano Cupido.
Desde la revolución industrial sucedida a mediados del siglo XX, la mercadotecnia del capitalismo comenzó con la creación de productos relacionados a San Valentín, esta nueva forma de conocer al santo permitió que la fiesta llegue a lugares donde no se práctica el cristianismo, e incluso ni siquiera estaban presentes las costumbres occidentales.
En la actualidad el mismo nombre de “día de San Valentín” fue variando y llegó a cambiarse en algunos lugares, por cuestiones del mercado, por el día de los enamorados y/o día del amor y la amistad. Con un enfoque muy directo al consumo.
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