(Hb 2, 5-12 / Sal 8 / Mc 1, 21-28)

La frase del salmo 8 citada también por el autor de la carta a los Hebreos, debería hacer que nos regocijáramos: “¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el ser humano, para que mires por él? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, todo lo sometiste bajo sus pies”… hoy se nos invita a aceptar la infinita misericordia de Dios.

En Jesucristo hemos sido testigos de cómo el amor de Dios supera por mucho nuestros criterios, debemos dejar que la acción de su amor se manifieste en nuestras vidas aceptar que si le permitimos el puede cambiar por completo nuestras vidas «porque él «enseña como quien tiene autoridad» ¿estamos dispuestos a aceptar su autoridad?

Dejémonos sorprender por la autoridad del Señor, dejemos que él calle todas aquellas voces que no nos permiten reconocerle, dejemos que sea él quien nos libere de toda atadura e interesémonos por conocerle más y más cada día. El tiempo ordinario para eso es, para dejarnos impresionar por Cristo en la cotidianidad de su ministerio.

Padre Santo ayúdanos a perseverar en el seguimiento de tu Hijo, no permitas que cualquier cosa limite nuestro deseo de seguirle. Espíritu Santo impúlsanos a vivir conforme a lo que confesamos sintiendo la libertad que proviene de tu presencia.

(P. JLSS)