(Is 61, 1-2. 10-11 / Lc 1 / 1Tes 5, 16-24 / Jn 1, 6-8. 19-28)

Así como la semana pasada se nos invitaba a preparar el camino a la llegada del Señor y se nos proponía tener en cuenta la persona de Juan el Bautista; esta semana se nos invita a alegrarnos por que ya está cerca siguiendo el ejemplo de María, la fiel mujer que siempre supo ser agradecida y reconocer el don de Dios en su vida. ¿Sigues reconociendo lo que Dios ha hecho en tu vida?

Es impresionante que tras la anunciación María reconozca que su grandeza no depende de ella, sino de Dios: “Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede…” en ti y en mi Dios ha hecho grandes cosas, es a Él a quien esperamos. De allí la importancia de reconocer su acción.

Pablo por su parte, también nos invita a reconocer la acción de Dios cuando les dice a los tesalonicenses “Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús.” Quien se ha encontrado con Jesús debe desbordar de gozo en la misericordia ¿cómo está tu experiencia de alegría por el mesías?

Espíritu Santo aumenta en nosotros la alegría por contar con tu presencia en nuestro interior, no permitas que nada opaque el gozo de tu cercanía, haz que experimentemos como nuestras las palabras de Isaías “Me alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia, como el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas.” Ya se acerca a nosotros la Sabiduría de Dios.

(P. JLSS)