VIERNES – SEMANA IV DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Hb 13, 1-8 / Sal 26 / Mc 6, 14-29)

El autor de la cara a los Hebreos continúa exportando a la comunidad a vivir de acuerdo con la fe y recomienda no desfallecer y seguir el ejemplo de quienes han permanecido fieles al Señor hasta el final, aquellos hermanos en los que podemos ver en acción las palabras del Salmo: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar?”

Hoy en el Evangelio hemos escuchado la narración del martirio de Juan el Bautista, en este texto encontramos una clave para discernir cuando algo viene de Dios y cuando no, la libertad. El encadenado siempre fue fiel a su misión y a Dios, el que se creía poderoso actuó de acuerdo a la opinión de los demás, frenado por el «qué dirán» este tipo de hombres siempre terminan olvidándose de sí mismos.

El rey Herodes “miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo…” sin embargo, fue para él más valiosa su «corona» que la dignidad humana. La caridad es tratar al otro con el amor con que nos ama Dios, respetar que éste también es hijo de Dios ¿haz atentado contra la caridad con alguien sólo por amor a tu corona? ¿tu confianza está puesta en Dios o en el qué dirán?

Padre concédenos mayor docilidad al Espíritu Santo para ser personas que se gocen en libertad que tu das, que proviene de la serenidad de que contamos contigo y tu protección. Sigamos el ejemplo de los Santos para perseverar, por ejemplo: cuando padre Arrupe le acusaban de ser «un optimista patológico». Él respondía: «¿Cómo no voy a ser optimista, si creo en Dios?», Dios nos de la libertad que proviene de confiar así en él.

(P. JLSS)

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