(1Tim 3, 1-13 / Sal 100 / Lc 7, 11-17)
“Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo…” La gente de Naím al contemplar el milagro de Jesús reconoció la visita de Dios, ¿nos habremos acostumbrado tanto a la contar con la cercanía del Señor que ya no la valoramos tanto ni nos abrimos a su poder?
Jesús es la prueba de que Dios nos ama infinitamente, que se compadece de nosotros, pero debemos escucharle y dejar que nos toque (que se involucre en nuestras vidas) y detenernos (siempre será necesario hacer un alto para dejar que el señor actúe). Tres actitudes necesarias: escucha, disposición y detenerse ¿las tienes?
Dentro de las indicaciones que san Pablo da a Timoteo para la elección de los obispos llaman mucho la atención las cualidades que dicta: “sensato, prudente, bien educado, digno, hospitalario, hábil para enseñar, no dado al vino ni a la violencia, sino comprensivo, enemigo de pleitos y no ávido de dinero; que sepa gobernar bien su propia casa y educar dignamente a sus hijos.” Características que toda persona que aspire algún puesto de gobierno debe tener.
Padre no permitas que nada nos distraiga en nuestro andar tras tus caminos, antes bien, concédenos ser dóciles a las inspiraciones del espíritu para procurar ser buenas personas, abandonadas a tu voluntad y pendientes de tu actuar en nuestras vidas. Que confiemos más en ti que en lo material, tú siempre te compadeces de nosotros.
(P. JLSS)
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