(Is 65, 17-21 / Sal 29 / Jn 6, 43-54)

Ayer escuchamos que Jesús decía a Nicodemo que todo “el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios” ¿procuramos acercarnos cada vez más a Jesús o ya vivimos “satisfechos” de lo mucho o poco que lo hacemos?

Si creemos conocer a Jesús y ya nos interesamos por conocerle, se podrán cumplir en nosotros las palabras del Señor en las que afirma que todos honran a un profeta menos los de su tierra. Cuando uno cree conocer lo suficiente a alguien termina por desinteresarse, con Dios nos puede pasar también…

¿Podría reprocharnos Jesús lo mismo que a los de su tierra? A ellos les reclama “Si no ven ustedes signos y prodigios, no creen”, nosotros decimos haber visto el mayor prodigio de Dios que es nuestra salvación ¿se nos nota? Con su acto redentor el Señor ha inaugurado ese tierra nueva y ese cielo nuevo del que habla Isaías, dejémosle renovarnos.

Pidámosle a nuestro padre celestial que transforme nuestros corazones e intenciones para no preocuparnos tanto por dejar de hacer el mal, si antes no nos esforzamos por gozar más de todo el misterio y el amor que nos ofrece en su Hijo Jesucristo. “Busquen el bien y no el mal, para que vivan, y el Señor estará con ustedes.”

(P. JLSS)