(Hch 6, 1-7 / Sal 32 / 1Pe 2, 4-9 / Jn 14, 1-12)

Para no olvidar la temática de estas semanas de Pascua hay que tener presentes cinco ideas: Resurrección, Misericordia, escucha de la palabra y fracción del pan, Jesús el Buen Pastor; y hoy, ser testigos. Quienes se encuentran contigo ¿reconocen a alguien que es discípulo de Jesucristo?

Pedro hace una distinción entre quienes se negaron a creer y los que si creemos diciendo: “ustedes, por el contrario, son estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada a Dios y pueblo de su propiedad, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.” ¿Vivimos conscientes de esta realidad o nos preocupamos más por otras cosas?

Quienes confían en Dios se les debe notar en la docilidad, en la aceptación de las propias responsabilidades y no queriendo ser “todologos”, los apóstoles supieron ceder actividades, no se aferraron a querer hacerlo todo, supieron delegar. ¡Cómo falta en la Iglesia esto! Hay que confiar en Dios y en el hermano.

Confiemos en Jesús, pongamos toda nuestra atención en su obra redentora, en lo que ya ha hecho por nosotros. Reconozcamos la obra de Dios allí y aceptemos que Jesús es el camino, no nosotros; Él es la verdad, no hay que enterrarnos a ningún pensamiento si no le tomamos en cuenta; el es la vida, dejémosle involucrarse en la nuestra. No busquemos protagonismos, busquemos siempre y en todo la mayor gloria de Dios.

(P. JLSS)