(Hch 1, 1-11 / Sal 46 / Ef 1, 17-23 / Mt 28, 16-20)
Hoy celebramos la Ascención del Señor, en cuyo misterio podemos exclamar cómo el salmo: “Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos…” te da alegría esto ¿qué significa este día para ti?
Jesucristo asciende al cielo, «no para olvidarse de nosotros sino para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos con ardiente esperanza de seguirlo a su reino» (cf. Prefacio I de la Ascención), esta solemnidad nos recuerda que el Señor está en su gloria e intercede por nosotros frente al Padre (Cf. 1 Jn 2, 1).
Por eso hoy deben retumbar en nuestro interior interior las palabras del Señor, “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra…; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” Él está con nosotros, ha enviado al Espíritu Santo para que darnos valentía ¿Aprovechas ese poder que está en tu interior desde el bautismo?
Saber que el Señor ascendió al los cielos nos debe dar la seguridad de que no nos ha abandonado, de que contamos con Él y de que debemos vivir con la confianza de que él nos ayudará en aquello que nos pudiera parecer imposible. “Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse” ¿qué te está haciendo dudar? Pídele al Espíritu Santo su auxilio.
(P. JLSS)
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