(Hch 2, 36-41 / Sal 32 / Jn 20, 11-18)

La Pascua Cristiana es el reconocimiento del triunfo del Señor sobre la muerte, de la victoria del Amor sobre el pecado y de nuestra certeza de haber sido redimidos por nuestro Señor ¿existe algo hoy en tu vida que no te permita reconocer el triunfo del Señor, su poder y que cuentas con su gracia?

No te quedes en la tristeza, invócale y acude hacia él. Reconozcamos cómo dirigidas a nosotros las palabras de los ángeles y del Señor «¿Por qué estás llorando? ¿A quién buscas?», pidamos a Dios la claridad necesaria para saber identificar qué nos está haciendo dudar o nos está manteniendo tristes.

En su predicación el día de Pentecostés, Pedro afirma que «las promesas de Dios valen para todos nosotros y también para todos los paganos que el Señor, Dios nuestro, quiera llamar, aunque estén lejos», porque la salvación Dios nos la ofrece a todos por igual, sin distinción alguna, todos somos uno en Cristo (cf. Gal 3, 26-28).

“En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado.” Pidámosle a Dios por todos aquellos que están lejos de Él, para que nos conceda la caridad suficiente para hacerles reconocer la misericordia de Dios a través de nuestra caridad. Y a todos nosotros nos dé cada vez más hambre de él y de su palabra.

(P. JLSS)