(Is 35, 1-6. 10 / Sal 145 / Stgo 5, 7-10 / Mt 11, 2-11)

Hoy tercer domingo de Adviento se nos invita al testimonio, después de invitarnos a estar vigilantes a la llegada del Señor y a cambiar nuestros criterios y manera de pensar (convertirnos, metanoia), se nos recuerda que se nos debe notar. Tanto la espera como llegada del Señor es algo que se debe compartir.

Hoy podemos decir que es el domingo de manifestar la esperanza. De pedir al Espíritu Santo la capacidad de «aguardar también nosotros con paciencia y mantener firme nuestro ánimo, por la certeza de que la venida del Señor está cerca». No estamos abandonados, esperamos la llegada del Señor.

En este camino de fe pueden venirse momentos de duda e incertidumbre, pero quienes creemos en Dios debemos recurrir a Él en esos momentos, como lo hizo Juan el Bautista: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” ¿Qué necesitas hacerle a Jesús en estos momentos? Acerquémonos a él con la conciencia del amor que nos tiene y preguntémosle eso concretamente…

Estemos tranquilos, sepamos reconocer la cercanía de Dios y cómo se acerca a nosotros por diversos medios; nunca nos abandona ni se olvida de sus promesas, así que hoy más que nunca compartamos nuestra esperanza y cumplamos el deseo del Señor: “Digan a los de corazón apocado: ‘¡Animo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’.” No tenemos porqué temer, nuestro pastor ya viene.

(P. JLSS)