(Prov 30, 5-9 / Sal 118 / Lc 9, 1-6)

“Apártame de los caminos falsos y dame la gracia de cumplir tu voluntad. Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata.” ¿Que guía nuestros criterios? ¿El cumplimiento de la voluntad de Dios o nuestra mera voluntad? Quienes creemos en Dios debemos tener bien claro esto.

Esto puede responderse fácilmente si tenemos en cuenta la confianza en la voluntad de Dios, si Dios permite que vivamos alguna circunstancia particular, no nos abandona, contamos con su amor y con su gracia para salir adelante. Pero debemos ser pacientes y saber esperar.

Cuando Jesús manda a los doce, les invita a cumplir con su misión confiando plenamente en Dios: “No lleven nada para el camino: ni bastón, ni morral, ni comida, ni dinero, ni dos túnicas. Quédense en la casa donde se alojen, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si en algún pueblo no los reciben, salgan de ahí y sacúdanse el polvo de los pies en señal de acusación.”

Así que pidamos al Espíritu Santo que nos ayude, que nos ilumine para confiar más en él y ser sensatos. Y hagamos una oración semejante a las palabras del libro de los proverbios: “Dos cosas te pido, Señor, antes de morir, no me las niegues: líbrame de la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riqueza, dame tan sólo lo necesario para vivir, no sea que la abundancia me aparte de ti y me haga olvidarte; no sea que la pobreza me obligue a robar y me lleve a ofenderte.”

(P. JLSS)