(Ap 21, 9-16 / Sal 145 / Jn 1, 45-51)

Hoy, como en toda celebración de algún apóstol, no queda más que agradecer el testimonio de estos hombres que dentro de su sencillez manifiestan el poder del amor y de la gracia de Cristo, que cuando se le permite actuar con libertad puede hacer maravillas en nosotros, solo tenemos que ser dóciles.

Bartolomé al oír hablar de Jesús, lo primero que manifiesta es duda por su origen, sin embargo escucha a su amigo que le invita a ver a Jesús, a conocerle. Pero cuando él se acerca al Señor es recibido como alguien ya conocido. El que iba a ver se da cuenta de haber sido observado por el Señor.

Tras la admiración del encuentro tanto Bartolomé como todos nosotros, somos llamados a no quedarnos satisfechos con lo mucho o poco que le conozcamos, y utilizando la imagen de la escalera de Jacob (cf. Gn 28, 10-17) les asegura que verán más cosas: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre…”

Pidamos a Dios, siguiendo el ejemplo y por intercesión de Bartolomé, que un en medio de la incertidumbre nos acerquemos a Él, no despreciar ninguna invitación a conocerle y no quedar nunca satisfechos, siempre aspirar a conocerle más. En Cristo podemos encontrar todo lo que necesitamos para salir adelante. Le necesitamos a él para saber lo que necesitamos realmente.

(P. JLSS)