(Ez 37, 1-14 / Sal 106 / Mt 22, 34-40)

Los judíos, cerrados al mensaje de Jesús, buscaban cómo demostrar que éste era malo o no conforme a la verdad, como sucede hasta el día de hoy, cuando se carece de argumentos se busca denostar a quien es el mensaje que confronte, hoy a Jesús le pregunta un maestro de la Ley sobre la Ley. No buscaba una respuesta sino una razón para acusar.

¿Que tanto nos pareceremos a este personaje? ¿Le hemos preguntado cosas a Dios esperando que justifique nuestra apatía? Hoy le preguntan a Jesús sobre el mandamiento más grande de la ley, y no solo responde uno sino que dice dos: el amor a Dios sobre todas las cosas (Dt 5, 4-9) y al prójimo como a uno mismo (Lv 19, 18), en los que según sus palabras se fundan toda la ley y los profetas.

Para Jesús no basta solamente evitar el mal sino que se trata de manifestar el bien, como dijo el Papa el Francisco «es bueno no hacer el mal, pero es malo no hacer el bien», a quien se ha encontrado con Dios y ha aceptado su amor, no le bastará solo un cumplimiento externo buscará atraer hacia Él.

En toda circunstancia de nuestra vida digámosle a Dios: “Descúbrenos, Señor, tus caminos y guíanos con la verdad de tu doctrina…” recordemos lo que ya ha hecho por nosotros y procuremos corresponder a tan grande amor. Que su espíritu revitalice todo aquello que creamos seco y dejemos que su amor nos mueva. No nos quedemos paralizados contamos con su empuje.

(P. JLSS)