(2Cor 4, 7-15 / Sal 125 / Mt 20, 20-28)

Hoy celebramos a Santiago apóstol, hijo de Zebedeo, hermano de Juan. A este apóstol le toca presenciar momentos muy importantes: la resurrección de la hija de Jairo, la transfiguración y la oración de Jesús en el huerto. Se nos dice en el libro de los Hechos que estaba en el Cenáculo a la espera de Pentecostés y que Herodes Agripa lo condena a muerte.

En el libro de los Hechos podemos encontrar el cumplimiento de las palabras de Jesús sobre este apóstol acerca de su martirio. Él así dio testimonio de su fe, tú y yo tenemos algo concreto en lo que Dios nos pide dar fruto, Santiago nos puede ayudar con ello.

Se nos cuenta que pedían puestos al Señor, como si eso debiera importarnos a los seguidores de Jesús, lo importante es nuestra salvación y el amor que Dios nos tiene. “El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todo.”

Pidámosle a nuestro Señor que acreciente nuestra esperanza en su amor y misericordia, para que independientemente de donde nos toque dar testimonio, nuestro esfuerzo esté en darle mayor gloria a Dios y no buscar lucir nosotros que nunca se nos olvide que le necesitamos Y que “llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos.”

(P. JLSS)