¿Cuánta autoridad le das a Jesús en tu vida? No me refiero a algo teórico, quisiera que fuera una invitación para cuestionarnos si en los momentos de dificultad somos capaces de traer a nuestra mente al Señor y si le consideramos como el más grande refugio y protector que tenemos.

Al escuchar el relatado de la institución de la festividad de la pascua, encontramos elementos que les recordaban todos los años la liberación de la esclavitud que Dios hizo de su pueblo. Nosotros al contemplar al crucificado reconocemos el valor que tenemos para el Señor, y en cada Eucaristía de manera incruenta, participamos del mismo sacrificio.

Esforcémonos por reconocer la misericordia de Dios en nuestras vidas, que su amor sea lo que nos inspire a no rendirnos ante nada, a no juzgar tan fácilmente, a ser más libres. “Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras: Misericordia quiero y no sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa.”

Que en cada acontecimiento de nuestras vidas la voz del Señor sea más fuerte que los demás ruidos que nos quieren distraer. “¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor.” Recordemos que Jesucristo es «más grande que el sábado» que nuestra mayor preocupación sea amar más que el deber por el deber.

(P. JLSS)