(Rm 15, 14-21 / Sal 97 / Lc 16, 1-8)

¿Cuál es el lugar que le damos a Cristo en nuestras vidas? ¿Es realmente importante o es algo que pareciera teórico solamente? Es bien impresionante escuchar a San Pablo y lo importante que era para Él, tras su experiencia personal se enamoró cada vez más de él.

En San Pablo podemos reconocer cumplidas las palabras de San Juan: “En aquel que cumple la palabra de Cristo, el amor de Dios ha llegado a su plenitud” ¿quieres ser buen Cristiano? ¡Déjate amar! Déjate impulsar por ese amor y comenzarás a vivir de manera libre y plena.

En la carta a los romanos nos queda claro como el apóstol se consideraba una herramienta por la cuál el poder de Dios se hacía presente en medio de las comunidades, se esforzaba incansablemente por que conocieran a Aquel que le había amado completamente.

Así hoy, sería bueno que nos cuestionáramos acerca del papel que el Señor juega en nuestras vidas, darnos cuenta si le estamos robando el protagonismo en muchas de las situaciones que vivimos… Padre bueno, que el Espíritu Santo nos haga humildes para que nuestra soberbia o vanidad nunca logren limitar tu acción en nosotros. Danos tu amor y gracia, que eso nos baste.

(P. JLSS