(1Cor 1, 17-25 / Sal 32 / Mt 25, 14-30)
Ayer se nos invitaba a “velar y estar preparados, porque no sabemos cuándo va a venir nuestro Señor” y hoy se nos invita a revisar cómo es nuestra reacción en los momentos de dificultad ¿le hacemos caso a las palabras del Señor: Estén pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora?
Si seguimos la parábola del Señor de las jóvenes que esperaban al esposo que volviera, lo que nos deberíamos preguntar es si en esta espera llevamos aceite extra para nuestras lámparas, en otras palabras, ¿Mantenemos viva nuestra fe? ¿Cómo es nuestra espera del Señor? Recordemos que “sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades”.
San Pablo en les recuerda a los corintios algo que tampoco nosotros podemos olvidar: “la predicación de la cruz es una locura para los que van por el camino de la perdición; en cambio, para los que van por el camino de la salvación, para nosotros, es fuerza de Dios”, en la cruz hemos aprendido que cuando uno acepta la voluntad de Dios jamás será desamparado.
No nos dejemos atemorizar por falsos razonamientos, ni por ideas que nos lleguen de fuera, siempre pidamos la luz del Espíritu Santo para poder tomar las mejores decisiones, no desde nuestros caprichos o egoísmos sino desde la confianza en Dios, “porque la locura de Dios es más sabía que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres”. Que nos conmueva la locura del amor de Dios por nosotros.
(P. JLSS)
0 Comments