Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
(Nm 6, 22-27 / Sal 66 / Gal 4, 4-7 / Lc 2, 16-21)
El comienzo del año civil concuerda con el fin de la octava de navidad en la que celebramos a «Santa María, Madre de Dios (theotokos)», quien guste conocer las controversias cristológicas entorno a este título, puede investigar sobre el concilio de Éfeso del año 431 d.C., en el que se define esto; también celebramos, desde 1968, la jornada mundial de la paz.
Todo inicio de año debemos hacer una especie de inventario del que termina y sacar de ello un aprendizaje para vivir el que inicia ¿Ya agradeciste a Dios todo aquello que te concedió el año 2020? Para todos ha sido un año de incertidumbre, sin embargo, para quienes creemos en Jesucristo, el hijo de María (en cuanto la humanidad), nada nos ha podido arrebatar del todo la paz.
Esa paz que proviene del reconocimiento del inmenso amor que Dios nos tiene a tal grado que “al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos.” ¿En dónde has buscado encontrar tu paz? ¿En el Señor? ¿En otras cosas?
Comienza un año… comprometámonos a vivirlo teniendo al Señor siempre presente, no permitamos que nada ni nadie nos arrebate la certeza de contar con Él y con su amor. Por mi parte, le pido a Dios que les colme de bendiciones cada uno de ustedes: “El Señor te bendiga y te proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz.”
(P. JLSS)
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